Clases de luz
No puedes leer más publicaciones este mes sin iniciar sesión.
Para aprovechar al máximo las nuevas funciones, inicia sesión o regístrate haciendo clic a continuación, ¡es gratis!
Inicar sesión
Clases de luz
Una tormenta de marzo tuvo algo que ver con el inicio de mi relación con Laura. Salíamos de una cena del grupo de conversación de inglés, en el que Laura y yo participábamos, guarecidos bajo mi paraguas plegable, cuando me cogió del brazo y pude sentir el roce ocasional de su pecho.
Puede que, desinhibido por el ambiente, animado por sus miradas o sencillamente porque los vasos según se llenan tienden a rebosar, superé mi natural timidez y solté:
— ¿Te he dicho alguna vez que eres una mujer muy atractiva?
— No —contestó riendo mientras nos mirábamos, me dio la impresión de que entre sorprendida y halagada.
— Pues te lo digo ahora, Laura. Eres una mujer muy muy atractiva.
— Gracias, Juan. Tú también me pareces un hombre atractivo.
A primeros de octubre del año anterior, una academia
No puedes leer más publicaciones este mes sin iniciar sesión.
Para aprovechar al máximo las nuevas funciones, inicia sesión o regístrate haciendo clic a continuación, ¡es gratis!
Inicar sesión